Reconoce y contribuye a la prevención del Bournout
En ocasiones, tanto docentes como estudiantes se encuentran con diversas responsabilidades que deben cumplir, actividades académicas, entregas de trabajos, resultados, informes, prácticas, investigaciones, entre muchas otras demandas tanto académicas como laborales, sin dejar de lado el tiempo que deben dedicar a sus familias, amigos y además del descanso y entretenimiento necesarios para el bienestar. Este tiempo muchas veces se ve restringido y/o sacrificado a causa de las responsabilidades hacia el trabajo y estudio, lo cual impacta negativamente en la salud y desempeño de los individuos (Zhao & Ding, 2020; Ilaja & Reyes, 2016).
En particular, las personas que se encuentran frecuentemente en sus labores, invirtiendo tiempo de más y sintiendo que este no es suficiente para cumplir con todo, llegan a presentar un agotamiento tanto físico como emocional debido a todas las exigencias a las que se enfrentan y a las situaciones negativas que se derivan de estas; entre ellas se pueden identificar: “la presión del tiempo, la carga de trabajo, la remuneración, sentimientos de inseguridad laboral y menor claridad de las expectativas de rol” (Poalses & Bezuidenhout, 2018 citado por Rocha et al., 2020) junto con “presión laboral, salarios bajos, reconocimiento social bajo, conflictos en el trabajo, relaciones problemáticas con los padres, clases numerosas” (Fiorilli et al., 2015 citado por Rocha et al., 2020) entre otras, lo que finalmente repercute en baja satisfacción laboral y altos niveles de estrés. Lo anterior se denomina síndrome de Burnout, el cual se define como un “estado crónico de agitación física, emocional y mental que surge en la persona como consecuencia de la acumulación de las demandas de su trabajo” (Goddard, O’Brien & Goddard, 2006).
¿Cómo se manifiesta el Burnout?
En el contexto educativo, con frecuencia se le exige al docente habilidades tales como empatía, comunicación, interacción, entre otras, lo que incrementa la intensidad del trabajo y la carga psicoemocional, de acuerdo con Zhao & Ding (2020). Esto a su vez, genera un mayor estrés representado en una sensación de tensión emocional, despersonalización con una actitud negativa hacia la labor y los compañeros, reducción en la competencia del trabajo, insatisfacción propia, descuido de deberes, y autopercepción negativa de todo el componente laboral, influyendo y obstaculizando la productividad del docente en el día a día, desmotivándolo, y así mismo, reflejando estos comportamientos en sus estudiantes, compañeros, familiares, y demás personas presentes en su entorno.
Concretamente de acuerdo con García, Escorcia & Pérez (2017), se pueden encontrar algunos efectos del Burnout, tales como:
- Erosión del compromiso: Lo que antes era importante y significativo, se vuelve desagradable, insatisfactorio y carente de significado.
- Erosión de las emociones: Los sentimientos positivos de entusiasmo, dedicación, seguridad y goce en el trabajo, se convierten en enojo, ansiedad y depresión.
- Problemas para la organización: Se manifiesta con ciertas características como pérdida de la eficacia y eficiencia, implantación inadecuada de políticas, problemas entre los miembros de la empresa u organización.
Sin embargo, esto no solo sucede en los docentes, en el caso de los estudiantes se presentan altas demandas académicas que inciden de igual manera en su funcionamiento, productividad y desempeño; entre los efectos más representativos según García, et al (2018) se encuentran: desmotivación, déficit de atención, concentración y memorización, dificultades en la resolución de problemas y toma de decisiones efectivas, incluso pueden llegar a presentarse síntomas de depresión, ansiedad, consumo de bebidas alcohólicas, drogas y estimulantes, junto con la pérdida de semestres. Todas estas situaciones se derivan del sentimiento de ineficacia y agotamiento mencionados anteriormente.
¿Qué podemos hacer?
Para combatir estos efectos, se pueden fomentar habilidades como la inteligencia emocional, que se caracteriza por la capacidad para percibir, asimilar, comprender y regular las emociones, favoreciendo que el desempeño docente sea percibido como una actividad que permite la realización personal y la optimización del proceso de enseñanza-aprendizaje. (Ilaja y Reyes, 2016). Algunos medios para promover estos procesos en clase pueden ser: reflexionar acerca la alegría o frustración ante un bajo desempeño laboral propio y/o académico de los estudiantes y en el caso de estos últimos, la perdida de asignaturas o la obtención de resultados no esperados.
Otra de las habilidades a tener en cuenta es la autoeficacia, la cual disminuye la percepción de las demandas ambientales como estresantes, y genera que las personas se esfuercen más y de manera persistente por superar los obstáculos, así mismo, logran con mayor facilidad el apoyo social de sus compañeros, evitando con esto los conflictos interpersonales e incrementando sus recursos frente a las diversas demandas. (León, P, León, R y Cantero 2011). Algunas estrategias para aplicar la autoeficacia son: revisar la cantidad de actividades, y así mismo reducir algunas, si es necesario, estructurar y practicar con suficiente tiempo de anticipación las actividades que se realizarán en clase, simplificar ejercicios de evaluación, entre otros.
Finalmente, algunos de los factores protectores para prevenir el Burnout, según lo mencionado por Martos, et al (2018) son: mantener una alta autoestima, propiciar redes de apoyo, ser resiliente, construir buenas relaciones con colegas, pares y estudiantes, entre otras. Cabe resaltar la importancia de la comunicación en este proceso, pues esta permite la expresión de emociones y pensamientos tanto positivos como negativos, el diálogo para la solución de problemas, el desarrollo asertivo de actividades académicas y laborales, y la interacción con los demás. En general, se parte de la importancia de la consolidación de relaciones interpersonales en donde se pueda tanto escuchar como expresar de manera respetuosa y activa, contribuyendo de esta forma a la prevención y el manejo del Burnout con el apoyo de todos los miembros de la comunidad educativa.
Puede consultar mas en:
García Flores, V. A., Vega Rodríguez, Y. E., Farias Fritz, B. L., Améstica Rivas, L. R., & Aburto Godoy, R. A. (2018). Factores asociados al burnout académico en estudiantes de internado profesional de fonoaudiología. Ciencia & Trabajo [Edición Electrónica], 20(62), 84–89. https://doi-org.ez.urosario.edu.co/10.4067/S0718-24492018000200084
Goddard Richard, O’Brien Patrick, & Goddard Marion. (2006). Work Environment Predictors of Beginning Teacher Burnout. British Educational Research Journal, 32(6), 857–874. https://doi-org.ez.urosario.edu.co/10.1080/01411920600989511
Ilaja, B., & Reyes, C. (2016). Burnout y estrategias de inteligencia emocional en profesores universitarios: implicaciones en la salud laboral educativa. Psicología Desde El Caribe [Edición Electrónica], 33(1), 31–46. https://doi-org.ez.urosario.edu.co/10.14482/psdc.33.1.8081
Rocha, F. L. R., Jesus, L. C. de, Marziale, M. H. P., Henriques, S. H., Marôco, J. P., & Campos, J. A. D. B. (2020). Burnout syndrome in university professors and academic staff members: psychometric properties of the Copenhagen Burnout Inventory-Brazilian version. Psicologia: Reflexão e Crítica – Psychology [Edición Electrónica], 33, 1–11. https://doi-org.ez.urosario.edu.co/10.1186/s41155-020-00151-y
Elaborado por PAC fonoaudiología – URemotion